Mitos y leyendas tuneras

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Las leyendas que han ido pasando de generación en generación, forman parte indisoluble de la idiosincrasia de pueblos y comunidades. Desde los tiempos más remotos, el hombre, se ha encargado, sin proponérselo, de convertirlas en la pieza clave de su historia, llegando a formar parte de su tradición cultural.

Las Tunas es un pueblo de mitos y leyendas que embrujan sus orígenes y dan colorido a la vida en torno a su historia.

Por qué la Opuntia representa la pureza y la sangre de las rosas?

Cuenta la leyenda que toda la comarca de Cueybá, (nombre aborigen) estaba poblada por rosas rojas, flor que las muchachas colocaban en su pelo como símbolo de belleza y los jóvenes las obsequiaban a sus féminas, en un gesto de galantería; pero un día de lluvia, oscuro y frío, extrañas plantas crecían entre las rosas, poco a poco con sus pétalos verdosos y sus largas espinas, fueron poblando la región entre los rosales, eran arbustos de Tunas,  que impusieron su fuerza y con las espinas desangraron a las rosas, el suelo se tiñó de rojo, con la sangre derramada por las mismas y solo quedaron de éstas, algunas por los alrededores como adorno en los tunales; creció la Opuntia y de ella nació una flor blanca, como símbolo de la rosa sin color, en ella se concentraba la pureza; flor que las muchachas de Cueybá, llevaban en su pelo. También de la Tuna, nació un punto fruto rojo por la sangre que había absorbido de las rosas, con el cual preparaban un vino para brindar en sus festividades, haciendo valer el imperio de la fuerza. Poco a poco la comarca aborigen de Cueybá, fue perdiendo su nombre originario para adoptar el de Las Tunas, debido a la repetición sistemática.

Contra Las Tunas no hay malos ojos

Hay otra leyenda más cercana que surge luego de la conquista y colonización, cuando hacendados de otras comarcas, comenzaron a poblar estas tierras vírgenes. Fue después de 1603, que un hacendado criollo llamado Don Jesús Gamboa, tenía aquí las mejores haciendas ganaderas de toda la región oriental, hay una anécdota en la cual se dice que un día vino un ganadero de Manzanillo a comprarle a Gamboa mil novillas, y él, haciendo gala de su poderío ganadero se apoyó en el bastón, ladeó el tabaco en una mano y le preguntó al comprador: ¿De qué color usted las quiere? De este modo en las fincas de Gamboa, crecían con abundancia la Opuntia dillenii, es decir la Tuna con espinas, la cual él obsequiaba a los ganaderos que iban a sus haciendas, no solo de Oriente, sino también de Camagüey y otras regiones del occidente, su ganado era de fama, pero también era famosa La Tuna brava, o con espinas, porque seguramente algún santero africano, había pronosticado que la planta era un protector de las casas de las fincas, contra los malos ojos, contra los maleficios y todo el que llegaba quería llevar para su patio una de aquellas maravillosas Opuntias que crecían en la comarca aborigen de Cueybá. Solían decir los ganaderos, voy para la hacienda de Las Tunas, que así se conocía la de Gamboa, o cuando alguien preguntaba dónde había comprado tan buen ganado, le respondía: En la hacienda de Las Tunas, o algún que otro negro africano o descendiente criollo le comentaba a su paisano, voy a la finca de Las Tunas, pá buscar una matica que me proteja la casa de los malos ojos. Y así fue quedando en el olvido el nombre originario de Cueybá para dar paso al de Las Tunas.