Ostenta Las Tunas la más alta esperanza de vida al nacer en Cuba. Una atención integral y multidisciplinaria para los adultos mayores, que va desde el nivel primario de salud hasta la proyección comunitaria, constituyen garantías para que Las Tunas ostente la más alta esperanza de vida al nacer en Cuba, de 79,83 años.
Con un indicador para las mujeres de 81,69 años y 78,16 en los hombres, el resultado es fruto de una estrategia que se consolida como prioridad del sistema salubrista en esta provincia del oriente cubano, al registrar cerca del 22 por ciento de su población mayor de 60 años de edad.
El objetivo es trascender el esquema médico e incidir en la calidad de vida de las más de 115 mil personas que se encuentran dentro de este grupo poblacional en Las Tunas, ubicando a la provincia como el noveno territorio más envejecido del país, según datos ofrecidos por la Oficina Nacional de Estadísticas.
Durante la última etapa y según información que resume el trabajo del sector, se realizó el 97 por ciento de los exámenes periódicos a los adultos mayores y se presta especial atención a la incorporación a los círculos de abuelos, así como a la certificación de las casas y hogares de ancianos, al 90 y 40 por ciento, respectivamente.
Se precisa que una de las prioridades para este año es lograr la certificación de las 20 instituciones sociales de este tipo que existen en toda la geografía tunera; y como resultan insuficientes, el sector apuesta por fortalecer el trabajo comunitario.
Tal meta se logró al llevar la proyección comunitaria en la especialidad de Geriatría al ciento por ciento de los municipios y conformar y poner en funcionamiento los equipos multidisciplinarios de atención gerontológica, con una notable superación profesional de sus integrantes en esta especialidad, a través de cursos y diplomados.
Además, un seguimiento constante a quienes clasifican como longevos hace posible que en Las Tunas varias personas sobrepasen el centenario de vida.
Cuba es uno de los países más envejecidos de la región, con más de dos millones de adultos mayores, una realidad que aflora un reto tanto económico como social para dar a este sensible sector un ambiente seguro y estable, en el que la familia desempeña un papel decisivo, pero toca al Sistema de Salud trazar estrategias y atender de manera sistémica.
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