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Quizás todavía la gente común carezca de una cultura necesaria para calar lo importante que significa, de cualquier manera, asegurar sus bienes y la vida y solo, como me han dicho varios, saquen cuenta de cuánto ganan y lo que resta para pagar mensualmente una póliza de seguro en sus diversas ofertas.

Julia La O Zayas, sin embargo, no lo pensó dos veces cuando, muchos años atrás, aseguró su vida y también la muerte. Recuerda que al centro de trabajo llegó un agente y le explicó la ventaja de tener cualquiera de los contratos del ramo Vida que ofrece la organización. Desde entonces, se siente protegida y lo comprobó al quemarse un brazo y parte del abdomen. Le indemnizaron, y ese dinero le sirvió para no sentir la asfixia económica de un largo tiempo sin poderse reincorporar a las rutinas laborales.